Existe un gran tabú sobre los pezones femeninos. A diferencia de las experiencias de los hombres, las mujeres experimentan bastante pudor alrededor de esta zona, sobre todo críticas por su notoriedad. Por ejemplo, en el traje de baño masculino, los hombres solo se cubren los genitales inferiores, mientras que las mujeres deben cubrirse adicionalmente el pecho.
Ante esto, sienten presión por disimular su presencia, usando una serie de productos para cubrirlos como sostenes y piezas cubre-pezón. ¿Por qué ocurre esto? Porque a las mujeres se les inculca la idea de ser recatadas y de evitar que su cuerpo sea sexualizado en el espacio público e impedir “pensamientos pecaminosos”. Este pensamiento es muy tradicional y basado en la moral, en la idea de que la mujer incita el pecado hacia el hombre. Es cuestionable pensar de esta forma, porque la sexualización no es responsabilidad de quien decide no usar un sostén, sino de quien mira con extrañeza o con morbo los pezones femeninos, siendo estos absolutamente normales y presentes en todos los cuerpos humanos.
Sin embargo, los tiempos han cambiado y cada vez es más común que las mujeres decidan no usar sostén. Lo que aún falta modificar es que la sociedad normalice los pezones femeninos para que las miradas no se fijen en esa zona y ellas puedan andar con libertad, si es que así lo desean.