Tu salud sexual es importante y cuidarla permitirá que tengas una vida más placentera, así como un sistema inmune más alerta para defenderte. Un virus muy común es el del herpes, el cual puede ser oral o genital. Este virus puede causar llagas en el área genital o rectal, nalgas y muslos, así como en tus labios y garganta.
El herpes se contagia por el contacto rápido de piel a piel con áreas infectadas. No es necesario eyacular (llegar) para transmitir el herpes. Muchas veces las llagas del herpes aparecen en áreas poco notorias o pueden ser confundidas por otro tipo de malestar y por ende, no se les atiende a tiempo. De hecho, la mayoría de las personas que tienen herpes presenta síntomas muy leves. Entonces, ¿cómo saber si lo tienes? Te explicamos:
- Presencia de un brote: Las llagas del herpes usualmente se ven como una o más ampollas en los genitales, el recto o la boca, o en la zona a su alrededor.
- Otros síntomas: Es probable que también se presenten síntomas similares a los de la influenza (gripe) como fiebre, dolores corporales e inflamación de glándulas. También puede darse una secreción genital con olor, ardor al orinar o sangrado entre los periodos menstruales.
- Chequeos anuales: El herpes es casi silencioso y puede vivir en tu cuerpo durante años sin que tengas síntomas. Puedes solicitar una prueba de sangre para HSV-1 y HSV-2.
El herpes no tiene cura definitiva, pero hay medicamentos para aliviar sus síntomas y su potencial de ser contagioso para otras personas, así que ¡tranquilidad! No es el fin del mundo. Eso sí: Atender el primer brote de herpes a tiempo es muy importante, porque es usualmente el más “grave”, en tanto viene con más síntomas. Luego, algunas personas tienen brotes varias veces al año, otras menos.
Si sospechas que tienes herpes, acude a tu ginecólogo(a) de confianza para que te dé el tratamiento más adecuado.